Esta semana ha ido bastante bien, en referencia a la semana anterior, claro está. No he tenido contratiempos, no me he perdido, el coche no se ha estropeado, no ha saltado la alarma de incendios... Así que esta semana ha sido un poco más para ajustarme a la casa y a la familia en sí. A veces me da la sensación de que me cuesta un poco que mi host-kid y yo nos llevemos bien, pero bueno, es un buen niño, y estoy segura de que todo mejorará cuando yo empiece a estar más cómoda todavía y él se adapte al cambio que supone el que yo haya llegado. Las cosas siempre van a mejor, siempre. O por lo menos eso me gusta pensar a mí.
El viernes, después de cenar, la familia y yo nos fuimos a una fiesta de Halloween que prepararon los cuñados de mi host-mum (es decir, el hermano de mi host-dad) y ya puedo decir que he vivido una auténtica fiesta de Halloween. Qué pasada. Tenían una sala llena de disfraces, y podías coger lo que quisieras. Estaba lleno de comida, y la cuñada de mi host-mum hizo unas cookies de calabaza que estaban BUENÍSIMAS, de verdad, no os hacéis a la idea de cuán buenas estaban.Y luego fuimos a una casa que hay por el mismo vecindario, donde se ve que ADORAN Halloween. De verdad. Una decoración impresionante. Así que ya puedo tachar una cosa de la lista. Aunque aún me queda ver el Trick or treat, e ir a otra fiesta, donde no haya sólo niños, claro está. Por la noche llegó María, una aupair con la que viajé desde Madrid hasta aquí. Ella vive en Nueva York, así que nos organizamos para que este fin de semana se viniera, y nos fuéramos a visitar Washington D.C. Y sí, hemos visto Washington D.C.
En una entrada anterior puse que había ido a D.C. pero quería volver porque no había visto ni la mitad de cosas. Esta vez lo he visto casi todo. Quiero volver porque quiero ver los museos Smithsonian. Siempre hay que dejar algo para visitar, para poder volver.
El sábado nos despertamos a las 10 (el autobús de María llegó con retraso y eran las 3 de la mañana cuando nos íbamos a dormir) y nos pusimos en marcha para ir a D.C. El sábado vimos el Washington Memorial (también conocido como El Palo), los memorials de la Segunda Guerra Mundial, Vietnam y Lincoln. Y también vimos La Casa Blanca. Más o menos. Se ve que había alguien importante en La Casa Blanca, porque no nos dejaban acercarnos. Nos fuimos a Starbucks y volvimos a pasar a ver si había suerte, y nos pudimos acercar un poco más, pero en seguida nos volvieron a echar, así que fue breve. Pero lo bueno si breve, dos veces bueno. Ya dije en la otra entrada que el Memorial de Vietnam me gustó mucho, y lo vuelvo a repetir, realmente me parece brutal. Y por fin pude visitar a Lincoln, con la ilusión que me hacía. Es muy bonito, y muy grande. Está siempre lleno de gente, pero bueno, eso hace que lo valores más. A eso de las 6 volvimos a Leesburg, y nos fuimos a cenar a un sitio que se llama BurgerFi, que estaba realmente buenísimo, y tenían unos aros de cebolla ENORMES, de verdad. Luego nos fuimos a Finnegan's, un bar irlandés, a tomar algo y para casa a dormir.
Hoy hemos visto lo que nos quedaba el Jefferson Memorial, el museo del Holocausto y el Capitolio. La verdad es que me esperaba un poco más del museo del Holocausto, lo que más me ha gustado ha sido una zona de "remember" con velas y los nombres de los campos de concentración. El ambiente en esa sala era espectacular. Y el Capitolio está en obras. Así que está bastante feo.
En resumen, vuelvo a repetir que Washington me ENCANTA. Es una ciudad que es historia viva, y en cada rincón te puedes encontrar un memorial que te está contando un trocito de historia y me parece fascinante cómo puedes aprender tantas cosas de una sola ciudad. Y que sepáis, que lo más seguro es que vuelva.
M.
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