lunes, 21 de marzo de 2011

Sálvame de ti

- Parece mentira, pero te he echado de menos.
- ¿En serio?
- Claro. Déjame que piense que eres mía, qué más da.
- Déjame que pise un rato la felicidad.

Y así, sin más palabras, puesto que no eran necesarias, se fundieron en un profundo y hermoso beso.

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