lunes, 21 de febrero de 2011

La capacidad emocional de un ladrillo

- Una persona no puede sentir todo eso, explotaría.
- Tienes la capacidad emocional de un ladrillo...


¿Y a quién no le gustaría? No poder sentir más de lo que debes, quieres o puedes. Tener un simple sentimiento, solo uno. Sin trampa ni cartón. Sencillo.
Pero no, tenemos que sentir más, sentirlo todo, sentir hasta que explote, sentir hasta que no puedes más, sentir hasta que te hartas, sentir hasta que te rayas, sentir hasta que un día acabas con todo y dices: BASTA. Pero sabes que no puedes. Sabes que no vas a decir basta. Porque te gusta sufrir. Porque te gusta sentir. Porque la recompensa es buena. Porque el premio es muy grande. Y ahí estás, insistiendo. Dándolo todo. ¿Y para qué? Para gastarte. Para cuando llegue esa recompensa cuando te arriesgas, decir: Ha merecido la
pena.
La felicidad es muy relativa. Porque cuando sientes todo, te sientes feliz. Ese maldito y maravilloso juego llamado coqueteo. A todos nos gusta. Lo odiamos, pero nos gusta. Porque así somos. Masocas. Y así seguiremos siendo hasta que el mundo deje de ser mundo.
Tener poca capacidad emocional, nos haría las cosas más sencillas. O mejor aún, volver a nuestra infancia haría las cosas más sencillas. Cuando te gustaba alguien, lo decías, y punto. Sin rodeos. Tal cual. Y era maravilloso. Pero ahora que tenemos consciencia no decimos nada... Ay, ilusos.
Así que yo pido, por un día, tener la capacidad emocional de un ladrillo. Para ver qué pasa. Para ver cómo reacciono. Sería bastante interesante. Pero sabemos que eso no va a poder ser, porque... La vida sin complicaciones, no tiene gracia.

1 comentario:

  1. jajaja, genial!!! Los has descrito de fábula! Se ve que yo el jueves por la noche fui un poco niño. Lo dije y punto... solo es una sugerencia... muahahahaa

    ResponderEliminar