Tú que me has dado la vida, y me has visto crecer.
Tú que me diste alas para volar, y no las has cortado.
A ti que eres una gran madre, pero anto todo, una gran mujer.
A esa Margarita que nació un once de abril primaveral
en un año que no diremos, porque es de mala educación.
A la costurera, psicóloga, gran cocinera, veterinaria,
médico de cabecera y "manitas" en general.
A ti, que aunque las cosas estén fatal,
siempre tienes una palabra positiva.
A esa hija, que por desgracia, ya perdió a sus padres.
A esa futura (pero muy, muy mucho) abuela,
que seguro será una abuela muy marchosa.
A "la tía Marga" que siempre tiene una manualidad para hacer,
que no se cansa, y da lecciones con sus "chupachups" de nocilla.
A la esposa, siempre enamorada cual adolescente (aunque es recíproco),
siempre defendiendo lo que es suyo.
A esa faceta tuya de guerrera,
que siempre está luchando por nosotros.
A la trabajadora y curranta,
demostrando que de lo mejor, ella es superior.
A esa persona que, junto a mi padre,
admiré, admiro y admiraré.
A ti va este intento de poema o lo que sea,
con el que espero no llores, porque es lo último que quiero.
A ti, mi madre, porque es tu cumpleaños,
y este es mi humilde regalo.
Te quiero.
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